EL Dr. en psicología Carl Jung en su autografía titulada, Sueños y Reflexiones, escribió: La pregunta decisiva para el hombre es: ¿Se relaciona él con algo infinito o no? Solo si sabemos que lo que verdaderamente importante es lo infinito, podemos dejar de fijar nuestra atención en naderías y en objetos de toda clase que carecen de verdadera importancia”.
Las personas que temprano en sus vidas recibieron conceptos espirituales de sus familias y culturas, crearon desde niños, conciencia de la existencia de la vida espiritual, a través de prácticas y ritos de su religión. Si vivieron experiencias positivas, desarrollaron fe que existe ese mundo superior, que provee sentido ulterior de permanencia del ser, con el Todo-Superior, para mi, Dios. Más adelante, comprendieron que esa vida espiritual es vivencial, mucho más que ideas y creencias. Cada ser humano debe activarla muy adentro de si, en plena conciencia, a través de la práctica de su fe. Si en tus primeras vivencias experimentaste frutos positivos que funcionaron para tu bien, creaste el hábito de la conexión espiritual, a través de la oración. Asociaste la práctica de tu fe con la inteligencia espiritual para recibir dones espirituales que te complementan como son la fortaleza, el consuelo, el discernimiento. La aplicaste para resolver tus situaciones diarias y para ser feliz. A voluntad propia, con la meditación y la oración, integraste a tu diario vivir, esa conciencia elevada del ser, en conexión con el universo espiritual. La soledad viene a ser la herramienta para construir en conciencia, el puente de conciliación de la dualidad humana-divina. Conectar, activar, recibir de la conciencia espiritual, un alto nivel de entendimiento, que se traduce en: Identidad empoderada por dones: discernimiento, paz, consuelo, fortaleza, gozo y la capacidad de amar incondicionalmente. Emociones sagradas dirigidas por el amor: agradecimiento, alegría de vivir, capacidad de perdonar, abandono y confianza en Dios, sentido de pertenencia espiritual. Acciones trascendentes en visiones inspiradas sincronizadas con el Todo –Amor. Es a través del amor que vas experimentando la senda espiritual, en la capacitación para amar en toda tu dimensión de vida, en toda situación. En soledad iluminada se desarrolla la inteligencia espiritual: la participación consciente de la mente humana que se conecta con la Inteligencia del Dios-Amor. Rezar y meditar es desarrollar la capacidad de alcanzar contacto y recibir el saber universal. Comprender y discernir valores divinos para el alma, a través de la intuición, creatividad e inspiración. Los frutos de la esperanza, la empatía, el gozo, el discernimiento, la iluminación, la misericordia, el consuelo se atraviesan por la realidad humana: - cuerpo-mente-emociones sanas y libres para amar y ser feliz. El cuerpo físico manifiesta este bienestar integral en sanación espontánea. La fe está en la confianza que Dios o (como quieras tú definir el Ser Superior ) acompaña a transformar, los eventos de cada día, en vida plena. NO ESTÁS SOLO… EN LA SOLEDAD ILUMINADA, ESTÁS SIEMPRE ACOMPAÑADO Y BENDECIDO. PREGÚNTATE: ¿Te relacionas tú con lo infinito? ¿Cómo fueron esas primeras experiencias espirituales? ¿Qué significa ser una persona espiritual en tu diario vivir?
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January 2023
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