VIII – SOLEDAD Y AMISTAD

​La Amistad es un valor apreciado universalmente.
 
En tiempos de crisis es el antídoto para el aislamiento y para la tristeza sostenida, que hace daño.
 
Es más que un sentirte acompañado es, también, un servicio espontáneo de alivio terapéutico.
 
Lo maravilloso de la Amistad es que es un vínculo libre, sin imposiciones y sin rivalidades que beneficia a todo el mundo.
 
Implica comunicarse y escucharse, conocerse y comprenderse, ayudarse y apoyarse, desinteresadamente.
 
Está probado científicamente que la relación de Amistad sincera es sanadora.
Ayuda a bajar la tensión arterial y contra-arresta la química alterada del estrés.
Evita enfermedades psicosomáticas causadas por sostener demasiado tiempo, el dolor de pérdida.
Apoya en el proceso de ajuste y aceptación para retomar la vida equilibrada y balanceada.
 
Te invito a reflexionar en estas cualidades internas que puedes desarrollar y que fomentan buenas amistades como son:
Ser Confiado: - seguro de ti mismo, valorando que mereces esa relación especial de Amistad.
Ser Auténtico: - sincero, veraz, franco y comunicativo.
Ser Generoso: - disponible para ofrecer tiempo de calidad personal.
Ser Leal: - estable, fiel y comprometido con el bien integral de tus amigos.
Ser Solidario: - consecuente en las alegrías y en las penas.
Ser Humilde de corazón: - abierto a juntos evolucionar en Amistad y a madurar en empatía con inteligencia emocional
Ser Compasivo: con aprecio incondicional, tolerancia y prudencia con virtudes de la inteligencia espiritual.
En las dinámicas de cambios que trae la vida, la Amistad (con letra mayúscula) llega en el momento preciso, con el propósito especial, de traer una bendición espiritual de solidaridad y consuelo.
 
Busca personas nutritivas para crear alianzas saludables de confraternización.
 
PREGÚNTATE:
¿ Cómo vas a desarrollar más confianza en ti y en los demás?
¿Qué vas hacer para aumentar tu lista de amigos sinceros y auténticos?
¿Cómo relacionas amistad y regalo espiritual?