El atardecer tiene su propio encanto. El sol ilumina las nubes y las tiñe con el color rojizo del arrebol. Junto al mar, es un espectáculo de exuberante belleza. Me siento cerca del Creador al mirar al cielo, con una mirada de agradecimiento. Tanto que agradecer …
La naturaleza se encarga de dejarme saber que los cambios son constantes; todos esenciales. Vivo en ciclos de 24 horas, en 4 estaciones, año tras año. Todos son vida de nuevas oportunidades y prioridades. Así lo creo, lo siento y así lo vivo. Comparo mi juventud con un bello amanecer y esta edad madura con el bello atardecer. Ambos llenos de vida en abundancia … experimentada de manera diferente pero con continuo amor en el corazón. La resistencia a este fluir de cambio es perderme la oportunidad de encontrarle propósito, a cada día, en todas las estaciones, en mis próximos años de vida. Antes que me llegue el amanecer al más allá, tengo la oportunidad de pintar un paisaje de un atardecer único. Comienzo con el intenso rojo del amor incondicional que siento en esta etapa de mi vida. Añado el amarillo de la luz de la sabiduría interna, adquirida con los años y que sigue curiosa por aprender. Con el azul del cielo doy fe de la iluminación, inspiración, fortaleza, consuelo, gozo y esperanza recibida a través de todo este caminar. Escribo estas reflexiones con el gozo espiritual de estar viviendo todas mis estaciones plenamente. La vida es bella en cualquier etapa de vida. ¡Bello atardecer que me permite experimentar y expresar libremente tantas bellas emociones¡
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January 2023
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